18 ene 2017

LA PINTURA ROMÁNTICA FRANCESA: THÉODORE GÉRICAULT, EUGÈNE DELACROIX, ANTOINE-JEAN GROS



      La revolución abolió en 1791 los gremios artesanales, pero las artes estaban mediadas por la Académie française y sus salones que ejercía una presión sobre la producción artística. Pero en contraposición a la pintura neoclásica los románticos cambian los temas y los acabados logrando en algunos casos el éxito fuera de sus salones oficiales.


ANTOINE-JEAN GROS (1771 1835)
         Hijo de un miniaturista del que aprendió el oficio de pintor, fué después discípulo de Jacques-Louis David. Afectado por la revolución y posteriormente por Napoleón sus temas glorificaban al emperador, pero a partir del cuadro los Apestados de Jaffa también muestra el lado amargo de la guerra con unos acabados apartados del neoclasicismo



THÉODORE GÉRICAULT (1791-1842)
         A pesar de su temprana muerte Gericault deja una huella en la pintura de su época por lo ambicioso de los temas y el sentimiento que transmiten en contraposición con la frialdad neoclasicista. Su obras crean polémica en los salones oficiales. Son admirados su obra La balsa de la Medusa y los fidedignos retratos del asilo del psiquiatra Jean-Étienne Esquirol



EUGÈNE DELACROIX (1798-1863)
      Se distancia de la claramente de Academia en los temas y los acabados. Los sentimientos se expresan en composiciones barrocas que recuerdan a Rubens, pero hace un estudio realista de las formas y la iluminación. Aporta temas que se inspiran en sucesos de actualidad. Su fuerte colorido le hace distanciarse de los modelos de la época. Es el pintor romántico por excelencia de la pintura francesa


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